
Yedra.
¿De quien se trata cuando hablamos de Yedra? de nada más y nada menos que la heroina de lo cotidiano, la amazonas del carro de la compra, la corredora de fondo de las compras matutinas, la experta en rotos y descosidos, pero de todos los tipos, en la ropa y en el alma.
Se pinta las uñas con su esmalte blanco nacarado preferido, mientras va creando espontáneamente la panacea adecuada a cada alma en vilo al otro lado del hilo telefónico.
Ella vende pócimas de esperanza caseras. Maravillosas compotas de amor y salud. Estruendosas y dulces catársis telefónicas, al módico precio de 0'90 el minuto.
Ella sabe que no es cierto, sencillamente tiene una gloriosa capacidad de inventiva verborrágica. Pero no se atormenta con ello, ni proclama en su minúsculo anuncio por palabras "poderes de nacimiento", sencillamente vende la pócima telefónica de la felicidad.
Yedra Valcárcel vende concentrado de esperanza embotellado en frasquitos de llamada de cobro letal.
*la foto es un tesoro real: mi tío vicente,mi abuela y mi madre en el verano del 78.